sábado, 18 de septiembre de 2010

Café la nube. (Novela en seis actos). Dedicada a Rafael Chaparro Madiedo.

II.

Su apartamento que posee un ambiente familiar pero que está habitado sólo por dos personas y en la práctica sólo por una, fue lo que hizo que nuestro acercamiento se diera en un corto tiempo con matiz a aventura. Aventura amorosa de esas que empiezan en una noche y terminan en la madrugada. Aventura como la canción de grupo niche, una aventura en la que uno se revienta. Una noche bastó para darme cuenta que no era aventura lo que sentía. Lo que quería. Aunque ese muchacho es un poco raro, raro como piensa, a veces como se viste y me gusta burlarme de eso, raro como se trata con los demás, raro como imagina, raro como escribe, y raro es ver pasar los días sin expectativa, raro es estar acompañado y sentirse solo, raro es no lavarme los dientes, raro es irme a dormir temprano un viernes. Raro. Yo pensaba que él era raro pero descubrí que yo soy la rara. Rara por que me gustó siendo tan diferente a mí, rara por que fui yo la que le dio un beso, rara porque aunque me demostró un completo desinterés lo quise a mi lado, rara porque me hace falta, al principio días, luego horas y ahora cuento los segundos. Soy rara como una patilla cuadrada.