V.
El señor sonrisas es una cosa extraña, porque a veces es normal y a veces ser extraño para él es normal. Es existencialista porque le gusta existir y ahora existe para mí y por mí, pero es existencialista porque amanece con mucho fastidio sobre toda la gente. Fastidio de escuchar, de hablar, de ver, de sentir, de escribir pero conmigo lo combate, conmigo no es así y no lo digo de convencida, lo digo porque es así. Soy como su salida de emergencia y ahora sé lo que es dar vida sin tener que pasar nueve largos meses con una barriga hinchada. Le fastidia el humo del cigarrillo y los trancones de la ciudad, le fastidia tener que madrugar los martes y los jueves, los martes porque se va sin mí a estudiar y los jueves porque aunque va conmigo sabe que va a nada. Sus martes y jueves mejoran con mi presencia. El señor sonrisas es una cosa extraña porque a veces hace llover en mis ojos, es una contradicción como cuando uno orina en el lavamanos y se lava las manos en el inodoro o como cuando uno quiere algo y no hace nada por conseguirlo, señor sonrisas que hace que mis ojos se carguen de nubes grises, de mar. El señor sonrisas es como una orgía de galletas que eyaculan mermelada de fresa y algo de mantequilla. Le fastidian las monas fastidiosas, le fastidian las mentes vacías que quieren seguir en ese infinito vacío. Pero a veces se vuelve fastidioso aunque a veces lo confundo con que se encuentra fastidiado. Que cosa tan extraña. Mermelada de fresa y algo de mantequilla. Te quiero me dice. Te quiero mucho. Besito de te quiero. Besito de reconciliación. Besito de brava. Me sopla la nariz. Que cosa tan extraña. El señor sonrisas define un beso como la unión de dos tubos digestivos. Y al café suave con azúcar como el compartir de fluidos. Le gusta ir a cine de tres solo. Y al de nueve muy bien acompañado, o sea conmigo. No quiere tener hijos. Su santísima trinidad es: la música, el cine y los libros. Es de buen humor. Es diferente. No sé si orina de pie. Y aunque sé que no siempre es agradable aunque sea si es diferente.
