martes, 4 de marzo de 2014

Andrés Caicedo y su muerte por desamor.

Andrés Caicedo, más muerto que vivo, lo cual lo hace más vivo que muerto, por lo menos en lo literario, llega a los 37 años de haber tomado la decisión de matarse, de haber tomado 60 pastillas de seconal – cifra y sustancia inolvidable, sonora, prosaica – tomarse el tiempo para ingerirlas, tomarse las pastillas en corto tiempo y, que ese tiempito permanezca en la atmósfera de su familia, de sus amigos, de sus lectores, de la literatura colombiana, no marcan precisamente una admiración ni un misterio, es sólo que los que seguimos acá de este lado, lo vemos como un acto el cual queremos encasillar según nuestras preferencias, nuestros anteojos y a eso se le llama tomar posición, mi posición. Dudo que se haya querido matar, dudo que se haya matado por seguir lo que un día había dicho : ‘vivir después de los veinticinco años es una vergüenza, es deshonesto, es una insensatez, después de los veinticinco se pierde toda capacidad de sorprenderse, se cae en el sin razón de la vida’. Siempre he descreido de los suicidas que se quitan la vida porque esta no tiene sentido, creo en el suicida que lo hace por una causa superior, por ejemplo: orgullo, amor, depresión, miedo, angustia, llamar la atención, etc, que convierten a esas sensaciones el único sentido de su vida, la única razón para vivir y al no poder eliminarlas, entonces, morir; tomar esa decisión, como toda decisión no es fácil, porque al final lo que se quiere eliminar es esa sensación que domina, esa emoción que arrastra y la única solución es eliminarse del todo, por completo. Para mi, Luis Andrés Caicedo Estela se mató por amor, o sea por desamor, por el desamor de Patricia Restrepo, porque la convirtió en la única razón de su vida – lo cual no es amor, porque uno ama de verdad a alguien sino lo convierte en el centro directo de su universo, si le hace saber que está dispuesto a abandonarlo por una causa superior – y ella tenía otras causas para vivir, para seguir.

Hasta el último día de su vida, el 4 de marzo de 1977, Andrés Caicedo escribió sobre cine, amor y música. Lo último que escribió estaba dirigido a su novia-esposa Patricia Restrepo; con el corazón en vilo, con la angustia de saber que su tiempo acababa mientras se tomaba una a una las 60 pastillas de seconal, redactó: Patricia, mi amor único, mi vida entera, mi redención y mi agonía. Desnudando su ser como lo hacen los que viven con la insuficiencia del mundo dentro de la cabeza y tratan de hacer lo imposible por cambiar, por solicitar ayuda pero nadie lo puede hacer porque para los demás cuando uno piensa sobre la existencia se es un raro, un loco, un tostado. Seguía escribiendo mientras seguía tomando pastillas de seconal: está bien, déjame, pero concédeme la tranquilidad de no volver a pensar en ti jamás, tú eres mi dulce, mi bella, mi placenteramente insoportable perdición. Ya sabía que no había nada que hacer, ya las pastillas hacían efecto, no había nada que hacer con Patricia ni con su vida.

La carta final en su último párrafo resume la metáfora de su vida, es una sentencia, es su despedida, es la respuesta de su muerte, la verdadera causa, el amor que creyó sentir: si no estoy contigo llevaré supongo una especie de anti-vida, de vida en reverso, del polo negativo de la felicidad. Pero sale el sol, ¿estarás por aquí cerca? Ahora salgo a buscarte amor mío.

martes, 31 de diciembre de 2013

Sigo siendo torpe y creyente.



En este tremendo boogaloo de la vida con su creciente imparable e inevitable incertidumbre, no me queda más que seguir siendo creyente, creyente de que el azar me arrojó aquí y no la voluntad divina, creyente en el diálogo entre todas las personas, creyente en que nadie tiene la razón y que sólo a través de la comunicación podemos llegar a una razón que pueda guiarnos, sin dueños, sin ideas dominantes; soy creyente del cuento de que podemos entendernos, de que todos podemos habitar cualquier lugar del mundo sin importar nuestro color de piel, nuestra manera de ver la política, nuestra forma de pensar, nuestros gustos, nuestra cotidiana manera de actuar; soy creyente en todo lo que cabe en la palabra democracia, creo en el amor, en el de primera vista, en el eterno, en el ocasional, creo en que hay que eliminar las fronteras, esas líneas que sólo separan, creo en los indígenas, en sus tradiciones, en su cosmología, creo que nos civilizaremos cuando logremos estar en armonía con la naturaleza como lo hacen ellos, creo en el fin del conflicto armado colombiano por la vía de la negociación, creo que si le dimos ocho años de oportunidad a la vía armada, hoy debemos darle, por lo menos, el mismo tiempo a la salida negociada, creo en las artes, en todas, en las que aun no han considerado como artes y en las que ya consideraron pero no deberían estar en ese listado, creo en que siempre debemos exponer nuestras ideas, creo en el Derecho como descriptor a través de prescripciones de una sociedad, creo en la docencia, en la música popular, en la autoregulación, creo en mis hermanos, creo en los animales, creo en la filosofía, en la epistemología, en la fenomenología, creo en la libertad, creo que la libertad consiste en ni siquiera ser presos de nosotros mismos, creo en los niños, en sus sueños, en sus sonrisas, en su obligación de vivir, creo en la determinación de las prostitutas, creo en Gregorio Samsa,  creo que los días y los años son la medición de los proyectos pero no de la vida, la vida no se mide, se vive, creo en la paz de cada ser humano, en la tranquilidad de cada ser humano, creo en cada ser humano, creo en toda esa miseria de la humanidad, pues no tengo más remedio. No tengo a dónde más ir. 

lunes, 22 de julio de 2013

203 años de pueril dependencia.


Con el respeto que siempre me caracteriza cuando opino sobre algún tema que para esa turba con exceso de patriotismo y ceguera que se ha atrevido a decir que “Colombia es el mejor vividero del mundo” no tiene discusión, aprovecho el día de hoy, 20 de julio de 2013, el cumpleaños de la patria, para decir unas cuantas cositas que me tienen en vilo y me han llevado hasta la hoja en blanco a escribir (vomitar) palabras de verdadero patriota.

¿Qué es la independencia? Si buscan en el diccionario de la real academia española encontrarán que Colombia no reúne ninguno de los tres significados. Entonces, ¿qué celebramos cada 20 de julio? Celebramos un acto abyecto de los habitantes placeros y verduleros de la ciudad de Santa Fe, un acto de tirar la piedra y esconder la mano, de cobardía rola, de patria estúpida que los historiadores por no llamar las cosas como son le pusieron la patria boba. La carga histórica de nuestra independencia se reduce a un acto de traición y a la ignorancia de los pobres de la época, que no son tan distintos a la de ahora, de vivir sólo asando y comiendo y no pensar en las generaciones futuras, de pensar como pobre, porque la diferencia entre un pobre y un rico no es la plata sino la forma de pensar, hasta el más rico de Colombia piensa como pobre, aunque en Colombia la diferencia entre pobres y ricos sí es la plata, y hay gente que es tan pobre que lo único que tiene es plata y esa clase de hijueputas son los que nos dominan son los que convencen a los celadores, a las muchachas de servicio, a los lustrabotas, a los camioneros, buseteros, recicladores, estudiantes de que existen enemigos que no nos dejan avanzar, si lo que existe es una mala educación, una mala adecuación, una divergencia entre medios y fines, y los que estudian son los más ignorantes porque son minoría y creen que van a cambiar el rumbo, si en (ese) este país el que estudia no aprende, sin embargo, para ser maleante hay que estudiar.

203 años de mariconadas, de parir haraganes, celebramos hoy, por eso el día está perfecto para tomar águila, porque a Colombia le ocurre lo que le ocurre al bebedor de “El principito” escrito por Saint Exupéry, si no saben que le ocurre al bebedor de ese texto pues léanlo y, a pesar de todo, en Colombia prevalece la cultura de no tragar entero junto con la de comer callao.

203 años de emociones ambiguas me gustaría sentir hoy con una mujer, hacerlo 203 veces para explotar con miles de balas asesinas llamadas espermatozoides en su cuartel vaginal y confirmar la estupidez de nuestra raza colombiana, o como dice Fernando Vallejo: “tenemos en las neuronas la podredumbre de la reproducción” y pedirle a Dios y a la Patria, en su cumpleaños, que mi hijo no salga vagabundo y me lo libren de todo mal y peligro; y dejemos de ignorar que no hay mal que padezca Colombia que no se remonte a la Iglesia o al gobierno. ¡Que viva Colombia!

martes, 16 de julio de 2013

World War Z y el mesías siempre necesario.

El cuento de la película World war Z es el cuento del cristianismo sin ficciones, sin tramas, sin parábolas, directo, eficaz, con el mensaje de salvación a toda costa, el fin justifica los medios es la sentencia de la película (y del cristianismo), la salvación desesperada como sea posible.

La historia es la siguiente: unos humanos se han vuelto zombies (muertos vivientes) y si algún humano llega a ser mordido por un zombie entonces el humano se vuelve zombie. Más de la mitad de la población mundial es zombie y la medicina mundial no halla la cura para siquiera reducir lo voracidad de los zombies, no se sabe nada del por qué o a causa de qué se han vuelto zombies. Sin embargo, los humanos que quedan no quieren dejarse convertir en zombies y como un apartheid: allá los zombies, acá los que aun estamos ‘sanos’. Un mesías aparece (Brad Pitt) y da la solución: no podemos salvar a los zombies, pero podemos camuflarnos para que ellos no nos conviertan en zombies, es decir, podemos salvar a los pocos que quedemos, el resto ya están perdidos. Entre balas, suspenso, sustos, surge la solución, los zombies no atacan a quienes tienen enfermedades mortales, en otras palabras, no convierten en zombie a quién está en un estado más crítico de salud que ellos.

En general esa es la trama pero cada quién podrá encontrar los elementos más detallados de la historia del filme, sin embargo, me resulta tentador observar como está relacionada la película con el cristianismo – desde su versión más escueta hasta la más compleja –, Gerry (Brad Pitt) y Jesús (Jesús el de la Biblia) aparecen ya entrado el mal, se sabe lo básico de ellos, datos relevantes para la misión que ahora deben emprender; van siempre acompañados pero sólo ellos saben lo que se debe hacer en los momentos críticos; la soledad en momentos en donde todo se da por perdido, Jesús se siente solo y lanza la pregunta: Padre ¿por qué me has abandonado?, Gerry en un momento cree que su familia ha sido abandonada a la suerte y le pregunta al jefe supremo ¿dónde está mi familia?, a uno de sus apóstoles le es cortada una oreja y Jesús hace el milagro y se la renueva, a uno de los acompañantes de Gerry le es mordida una mano por un zombie y para evitar que se convierta en zombie Gerry se la corta y la salva; Jesús se sacrifica y así se entrega a las fuerzas de Poncio Pilatos, Gerry se sacrifica y hace que los zombies lo persigan a él y no a sus acompañantes; para demostrar sus convicciones firmes Jesús camina sobre el agua, Gerry camina entre los zombies; una a una las acciones de cada uno se asemejan aunque con una conclusión diferente y más poderosa la de la película de Gerry que la de la película de Jesús, en esta última Jesús muere, resucita y se va al cielo, de cualquier forma partir de este mundo es la solución; Gerry no, Gerry tiene una más humana pero menos aterradora solución que la muerte o que partir, aunque casi muere y en eso consistió su sacrificio Gerry se mantiene con vida y transmite ese mensaje a todos los demás humanos, podemos vivir estando enfermos, inyectándonos una enfermedad para que « el mal », los zombies no nos ataquen, fabrica un escudo contra « el mal ». Aunque el mundo esté destruido, Gerry nos enseña que aun podemos continuar aquí, que no se trata de poner la otra mejilla sino de llegar a un estado peor que el de nuestros enemigos para que no nos ataquen, se trata de evitar que el enemigo ataque y no tener que soportar su ataque. De esta forma, Gerrycristo sigue vivo, sigue en pie de lucha, no se espera su segunda llegada sino que está aquí presente y, como Jesucristo, estará presente mientras existan los zombies (« el mal »).

Aparte de la fe que profesa el filme, evidentemente cristiano, considero que la pregunta importante del filme es: ¿alguien verdaderamente puede salvarnos de nosotros mismos? Sea cual sea la cosmovisión, en momentos de ataques verbales, militares, físicos, opresores, injustos, terroristas ¿podemos salvarnos de nosotros mismos? Y un poco más allá: no hay nada más de lo que tengamos la necesidad imperiosa de  salvarnos, desde nuestra aparición como raza, que de nosotros mismos, la invención de poderes divinos hasta los poderes militares, se han convertido en  herramientas con las que pretendemos mantener al otro en su sitio, es decir, en el lugar donde pueda actuar sin molestarnos, « Dios es omnipresente y lo ve y lo sabe todo » « No salgas a la calle que hay zombies » « Estados Unidos te está espiando » « Duérmete! si no viene el ‘coco’ y te comerá » son esas frases con las que queremos mantener en cierto estado deseable a quién las dirigimos. Me gustaría ver en un filme o en una escena cualquiera de la vida cotidiana, alguien que deseara convertirse en zombie, o que el coco se lo coma, o que sea espiado por Estados Unidos o que quisiera que Dios lo observara, porque creo que ese tipo de deseos podrían ayudarnos mucho más, pues haría de este mundo lugares y personas que actuarían de forma tal, en sus hogares salir a la calle sería un acto común así hubieran zombies, actuarían de forma correcta los verdaderos creyentes porque Dios está ahí, etc. Aunque quisiera más que no existieran ese tipo de entelequias y en cambio que aceptaramos o rechazaramos los deseos del otro, las actuaciones del otro a partir de nuestra propia razón y no desde nuestra imaginación o peor aun de la imaginación de los otros, sin mesías, sin Gerry’s, sin dioses, porque quienes deben aceptar al otro son quienes quieren imponer sus deseos, sus creencias, sus experiencias, quien no quiere imponer o convencer a nadie de nada no tiene ese inconveniente, así que quienes pretendan imponer o tratar de convencer al otro de portarse de tal manera o tal otra son quienes deben aceptar la diferencia, si quieres ser zombie ve sal a la calle, si no quieres dormir ve y conoces al coco, etc, etc. No impongas nada y no dejes que te impongan nada es el único mandamiento que me atrevo a lanzar.


World war Z es una reproducción del cristianismo mucho más creíble que el mismo cristianismo milenario, si hubieran contado con Hollywood hace dos mil años, el cuento hubiera sido más pasable; la salvación de no ser zombie es seguir siendo humano cueste lo que cueste, ser humano implica seguir teniendo enemigos, en el caso de Gerry, los zombies, en el caso de Jesús, cualquiera que no piense como tu. 

Pero Gerry al igual que Jesús comete el error que yo no puedo evitar de callar: se trata del hecho de tener que poner escudos, barreras para no ser atacado, para no ser tentado, pero en ningún caso se trata de que no hayan ataques o tentaciones, es decir, la imaginación es tan corta en este sentido mesiánico, que no llega al punto de encontrar al que ha generado los ataques y las tentaciones y evitar que lo siga haciendo, en otras palabras, no hay mesías sin enemigos, no hay buenos si no hay malos, no hay paz si no hay guerra, esa imposición como lógica humana está errada – considero yo –. 

martes, 11 de junio de 2013

SOSTENIBILIDAD FISCAL: UN INSTRUMENTO QUE LIMITA EL CUMPLIMIENTO DE LAS DECISIONES JUDICIALES.


La reforma constitucional del artículo 334 (incluye más pero me dedicaré sólo a este artículo), que eleva una regla fiscal a rango constitucional, es lógica para un Estado que es agente económico y pretende regular, intervenir y ser parte del mercado. La lógica que predico consiste en aceptar que el criterio de restricción de presupuesto existe en cualquier escala y lugar de la esfera económica y, que toda decisión ejecutiva, legislativa o judicial en la que su contenido implique disponibilidad presupuestal, no debe sobrepasar los niveles presupuestales permitidos, es decir, por ningún motivo debe gastarse mas de lo que se produce, o lo que se tiene.

Sin embargo, surgen varias preguntas acerca de la constitucionalidad de una regla fiscal de este tipo, cuya “última palabra” la tendrá el Tribunal encargado de defender, ajustar y salvaguardar la integridad de la Constitución, pero que de forma de vaticinio, considero que en materia de derechos fundamentales, el debate es arduo, en derechos económicos, sociales y culturales necesario y, en derechos colectivos, lejano. La teoría de los derechos establece que los primeros, son obligaciones del Estado de "no hacer", dicho de otra forma, respetar decisiones individuales;  los segundos, son obligaciones de "dar" y "hacer", en el entendido de mientras pueda y, los últimos, son deberes de solidaridad entre las personas y los mismos Estados. Con este panorama, entonces no resulta extraño que en la teoría de los derechos ya esté implícita una regla fiscal, llamada de distintos nombres, pero con una misma funcionalidad y finalidad, no gastarse más de lo asignado, dichos nombres pueden ser: progresividad, sostenibilidad fiscal, carácter prestacional, gradualidad presupuestal, restricción presupuestal y todos los derechos están relacionados con su realización efectiva al presupuesto.

Consecuentemente, todos los jueces están limitados en sus decisiones al presupuesto, el legislador está limitado en ciertos temas económicos porque la iniciativa legislativa es exclusiva del Gobierno Nacional, este a su vez está limitado al gasto público social consagrado en la Constitución, entonces no es nuevo que se pretenda limitar la producción y aplicación del Derecho en aras de mantener "estable" la economía. Así, la sostenibilidad fiscal se convierte en  una herramienta económica pero no jurídica, un referente de planificación económica pero no un punto de referencia para conceder o negar un derecho. Por ejemplo: la Ley 393 de 1997 mediante la cual se desarrolla el artículo 87 (acción de cumplimiento) de la Constitución política en el parágrafo de su artículo 9 establece: “la Acción regulada en la presente Ley no podrá perseguir el cumplimiento de normas que establezcan gastos”, en lo cual entran a jugar un papel trascendental los derechos de aplicación inmediata, que no requieren de normas intermedias para su aplicación pero que sí pueden implicar gastos, como los derechos fundamentales, pero no con la misma suerte los derechos económicos, sociales y culturales  que sí  requieren para su realización efectiva de las leyes, pero que por conexidad algunos como la salud, la propiedad privada, entre otros, lograron concederse por vía de tutela ordenando gastos. Otro ejemplo: las sentencias condenatorias cuya pena debe cumplirse en establecimientos de reclusión son sentencias que ordenan gastos, ¿cuánto cuesta el sostenimiento diario de un presidiario?

Así que, con todo y la polémica que puede elevar una norma de este talante, hay que decir que es una de más que establecen límites económicos a las normas de contenido económico pero no a las normas que consagran derechos, límites económicos a las decisiones administrativas de contenido económico y límites económicos a las decisiones judiciales de contenido económico. En esto último quiero detenerme, porque limitar no es prohibir, no se está prohibiendo que los jueces decidan, ni que el Congreso legisle, se está estableciendo una regla fiscal que permite planificar los gastos, cumplir las sentencias judiciales a crédito – más sensatez que no cumplirlas – y hacer leyes con conocimiento de lo que se debe conseguir y no de lo que hay, dicho de otra forma, que el punto de partida tenga claro su punto de llegada.

Para precisar sobre lo aprobado y lo señalado en el párrafo anterior cito parte de la novedad que presenta el artículo 334 constitucional: “en desarrollo de la sostenibilidad fiscal, y en los casos a que se refieren los numerales 1, 4, 5, 7, 8, 9 y 10 del artículo 241, el Procurador General de la nación o el Gobierno Nacional, una vez proferida la sentencia y dentro de un término de tres días, podrán solicitar la apertura de un incidente de Impacto Fiscal, cuyo trámite será obligatorio. Durante el incidente mencionado, la Corte oirá las explicaciones de los proponentes sobre las consecuencias de la sentencia en las finanzas públicas, así como el plan concreto que proponga el Gobierno Nacional para su cumplimiento y decidirá si procede a modular o diferir los efectos de la misma, con el objeto de evitar alteraciones serías de la sostenibilidad fiscal”, así como está redactado no se trata de límites para decidir sino de acuerdos para cumplir lo decidido.
Con lo anterior, cabe preguntar si es Colombia un país sostenible fiscalmente y, sin necesidad de estudiar tanto ni entrar en vacilaciones teóricas ni estudios econométricos resulta claro decir que si, Colombia es sostenible fiscalmente, que el Estado colombiano no aproveche esa sostenibilidad es otra cosa, tanta es la disipación que son los jueces los que han provocado esta reforma constitucional, son los fallos en contra del Estado los que han generado que se incluya en la Constitución la regla fiscal en la cual el primer limitado es el mismos Estado.

Creo y, no quiero caer en lo que Kafka a través de José K en "El proceso" nos enseña: que en Derecho uno comete errores por ingenuidad pero muchas veces por ignorancia, que la sostenibilidad fiscal en nada restringe la discrecionalidad de los jueces a la hora de decidir, sí restringe y es sano, el cumplimiento de la decisión  judicial, lo cual es acorde con la tradición de cumplimiento de normas y sentencias judiciales de este país, con la persecución de los objetivos del Estado Social de Derecho, en la medida en que se pueda y no en la medida en que sea necesario.


Para finalizar, he intentado analizar o mostrar rado una visión de la sostenibilidad fiscal positiva, objetiva, sin extremos, pero sí de forma ontológica (como es) y no deontológica (como debería ser) o como considero que debería ser en el marco del Estado Social de Derecho, en el que la Economía y el Derecho encuentren sus límites entre sí. Sin embargo, ¿varias cosas superan sus dudas con esta iniciativa de reformar el artículo 334 constitucional?: ¿los jueces toman decisiones de carácter o con contenido económico, los jueces van a seguir tomando decisiones de carácter o con contenido económico, los jueces antes de esta reforma ya tenían límites para tomar decisiones, el legislador tiene sus límites y los seguirá teniendo en el proceso de producción normativa de materia económica y, el Estado mantiene la dirección general de la Economía con el fin de racionalizarla, y eso, a los ojos de la Constitución es permitido?.

domingo, 2 de junio de 2013

Actitud « verde » como efecto placebo.

¿Y si la protección al ambiente, a la naturaleza, es otra estrategia del sistema político-económico capitalista, para su prolongación? La respuesta podemos encontrarla en la actitud de los activistas ambientales que vendrían a ser los primeros culpables de la política económica, ya que inducen a consumir otra clase de productos de la naturaleza y no a detener el consumo que sería lo que cualquier verdadero activista buscaría, entonces los activistas son empresarios que quieren vender sus productos, entrar al mercado con ventajas, con productos que únicamente tienen un efecto placebo sobre el consumidor, pero ninguno bueno sobre el planeta. No encuentro activistas con un esquema diferente trascendente del modo de vida, sus luchas son solo contra ciertas medidas que los Estados toman, en ciertos lugares, es decir, a pedacitos. Detener el consumo, es detener la producción, ésta detiene la consecución de materias primas que en su mayoría están en la naturaleza o tienen efectos nocivos contra ella, y sería la consigna de todo defensor de la vida de la naturaleza.
Una amiga orgullosa de que su modo de vida es el adecuado para una actitud « verde » y anticapitalista, me ha dicho que ella todo lo que tiene en su casa es recogido de la calle, regalado por alguna de sus amistades, y cosas así, me dice que eso es verdaderamente reciclar, reutilizar, que la gente no sabe reciclar, que reciclar no es separar las basuras y ya desentenderse de la basura, que ella encontraba en la basura de las calles cosas que todavía se podían usar y, que eso es una actitud en la que no gastaba dinero y no contaminaba.
Este modo de vida, es el extremo del consumismo, porque consumir no significa gastar dinero, consumir es adquirir productos, preferiblemente con dinero para el sistema económico, pero al fin de cuentas consumir, y recoger lo que hay en la calle es consumir, es el consumismo al extremo, el que compra se abstiene de comprar ciertas cosas, por el gasto que implica sobretodo en época de crisis, pero el que recoge o recibe regalado no tiene límites, vive consumiendo al extremo, o bueno su límite es el espacio de habitación que posea. Sin embargo, hay un hecho aún más profundo de esta supuesta actitud « verde » como modelo de vida: recoger cosas que todavía se pueden usar es aceptar que tiene una vida útil y entonces cuando esa vida termine, ¿qué se hace con el producto? Y, aun más aterrador, si todos tuvieramos esa actitud « verde » no habría suficiente oferta de productos regalados o arrojados, así que, no podría aspirarse a un comportamiento colectivo sino solo a nivel excepcionalmente individual que, requiere de la persona que regale (antes compre y utilice) o arroje a la calle (antes compre y utilice) y de la persona que reciba el regalo o recoja de la calle (para que utilice y arroje, o en algunos casos regale), en otras palabras, se es parásito del sistema capitalista, interviniendo en su cadena de oferta y demanda, sin realizar esfuerzos, pensando que contribuye a la protección de la naturaleza sin evitar el consumo y sin reducirlo siquiera. Otra forma de ser parte de la cadena productiva, esta vez no de forma parásita, sino ingenua, es la actitud de utilizar los frascos, los envases, las cajas de cartón, el papel, los plásticos, etc ., en los que vienen los productos adquiridos para otros usos, por ejemplo: el frasco de la mermelada se vuelve un vaso para servir bebidas o en un porta bolígrafos, pero ¿cuántos frascos de mermelada compramos y cuantos vasos o porta bolígrafos tenemos? Supongamos que el hecho de no arrojar tan solo un frasco ya es reciclar, - llevado en masa lo que ocurría con los envases retornables -,  pero ¿contribuye eso a disminuir la contaminación generada por la producción de frascos de mermelada? El ejemplo puede utilizarse con muchos otros objetos, la ropa que se vuelve trapo de limpiar, la que se regala como causa benéfica (causas benéficas que ya solicitan productos nuevos y no usados),  pero que ingenuamente creen evitar que algo sea basura, cuando solo logran prolongar su vida útil antes de que lo sea. Digo que esto es ingenuo y siguiendo con el ejemplo de los frascos de mermelada, compro tres mermeladas, reciclo dos, arrojo uno, o en el caso que no arroje ninguno, vuelvo a comprar tres de mermelada pero como ya no necesito los frascos, arrojo los tres, estos vuelven a la empresa que fabrica las mermeladas, tienen un proceso de lavado exigente, vuelven a introducirseles la mermelada, y al productor le cuesta menos la puesta en el mercado de esos ‘nuevos’ frascos pero los cobra a lo mismo, o por lo menos yo no he visto que haya rebaja de precios en todos los productos  que requieren de envases no retornables que se retornan los cuales son reciclados, algo así como : « este envase fue reciclado, por lo tanto solo se va cobrar su lavado y su contenido » no, se cobra a lo mismo e incluso, por tener el agregado de proteger el ambiente, es mas costoso, y muchos por el contrario tienen avisos como este: « no me lave, arrójeme a la basura que yo seré reciclado ».  
Creo que si bien tendremos argumentos para decir que esta actitud « verde » tiene consecuencias benéficas para la protección ambiental, considero firmemente que para defender individualmente el ambiente, hay que vivir como se vivía en la época en que no existía la preocupación de su deterioro, es decir, vivir como se vivía antes de los años 70’s[1]. Lo que significa una renuncia a muchos hábitos de hoy y adquirir otros que los nacidos de los años 80’s para acá no tenemos en nuestro chip. Y tomar hábitos desde dentro de un sistema y los propios de una misma época hacen que el sistema adquiera la facultad, la gigante capacidad de llevar sus excesos (en este caso de consumo) hasta convertirlos en sus propias virtudes, y como lo ha anotado Slavoj Zizek : « los excesos chocantes son parte del sistema mismo, el sistema se alimenta de ellos para reproducirse a sí mismo ».



[1] Es a partir de este año en donde se ubica seriamente la preocupación del agotamiento de los recursos que provee la naturaleza, con el estudio que encomendó el Club de Roma al MIT (Massachusetts Institute of Technology) en cabeza del profesor Dennis L. Meadows el cual arrojó el informe denominado, ‘Los límites del crecimiento’.

martes, 28 de mayo de 2013

Imposible pensarte.


Pensar todo el tiempo en tí es un asunto en el que pienso todos los días y quisiera no pensar sobre eso, pensarte es insoportable, es inútil, estás lejos, a tan solo una erección de distancia, un preservativo, un condón, un cacucho, unos centímetros no más. Esta lejanía es insostenible, inmutable, nunca los años luz han alcanzado a recorrer esta cercanía de nosotros, este pequeño espacio que dejamos, que no nos permitimos atravesar, un espacio vacío que quiere decir que en él puede caber un universo completo sin tener que incomodarse, un universo en el que quepa la vía láctea, las galaxias, lo conocido y lo desconocido, un universo en el que dos personas dejen un espacio para que en él se cree un universo y él la piense a ella y quisiera pensar en no pensar sobre eso, en el que ninguno se dé nada, en el que estén siempre juntos y juntos sepan que han creado un infinito, una repetición, un espejo frente a otro espejo. ¿Crear un infinito? El infinito es algo que no tiene principio ni fin; pero para usted, el infinito se puede crear hermano ¿no escucha lo que estoy diciendo? Entre ella y yo lo hicimos, cualquiera puede. No es imposible, lo imposible es la vida y acá estamos, cada vez más lo imposible se hace posible, solo es cuestión de tiempo, elemental mi querido Watson dirá el personaje de Arthur Conan Doyle. Solo caminando se va llegando. Usted y ese uso indiscriminado de los gerundios, sí yo, este sudaca alzado, venido de menos, levantado, yo no digo: estoy listo para cuando la necesidad llegue, sino estando listo cuando la necesidad llegando, que mal hablado soy, yo no hablo como hablan la mayoría de ese paisito donde nací, o bueno no todo el paisito, los lugares que frecuento sobre todo su capital, yo no hablo como hablan allá, yo no hablo como nadie, por eso al no encajar para los demás es mejor decir que se está haciendo mal, cuando no encajas eres una mala influencia, no se meta con ese muchacho de ideas raras le dijeron a una exnovia en Villavicencio y la influenciable me terminó y me dolió, porque a pesar que yo en esa época solo conocía el placer por los besos en la boca y no conocía otro cuerpo desnudo distinto al mío y la relación no duró mas que algunos fines de semana porque entre semana no nos veíamos porque no nos dejaban salir, pues a uno siempre le duele que le terminen por cosas tan insustanciales como los papás. Entonces mi forma de hablar no encaja, no cuadra, no está definida, eso de pensar que lo imposible ya está aquí, y solo hay que caminar hacia eso, es algo de marihuano, de chirrete, que incomoda. A mí no me importa que usted hable feo o bonito ¿por qué a usted sí le importa como hablo, como pienso yo? A mí me importa es esa mujer que pienso a diario, con la que no puedo estar, la que es un imposible, una imposibilidad, la que me esfuerzo por no pensar, por detenerme cuando la veo y no besarla, por la que me esfuerzo a diario por vernos. Esa imposibilidad a la que le escribo cosas como esta : « ¿Dedicar una película? Salvo que la producción y el director mencionen en la película que va dedicada, ‘en homenaje’ a alguien o a algunos, de resto no. Mmm pero yo quiero dedicarle a usted una película, así como cuando uno dedica una canción, una película que siempre que vea se acuerde de mi, que escuche la banda sonora y piense en mi, que vea los actores en otra película y tenga que recordar la película que yo le dediqué, que la podamos ver juntos y creamos que somos los protagonistas, que vivamos una escena y hagamos referencia a ella, que nos encontremos en una situación y nos miremos y nuestros ojos digan «como en la película», dedicarle una película de una hora, máximo dos, una película que se asemeje a nuestra vida, que sea la película de nuestra vida, que sea nuestra vida que quisieramos plasmar en una película, hacerla sentir a usted como si estuviera en una película. ¿y qué película me dedicaría? Por ahora «Bon appétit». ». Ella es quien importa, la imposibilidad que hace posible mis días. Que yo hable o no, es lo de menos, pero no te dejes influenciar por esto que digo.