Pensar todo el tiempo en
tí es un asunto en el que pienso todos los días y quisiera no pensar sobre eso,
pensarte es insoportable, es inútil, estás lejos, a tan solo una erección de
distancia, un preservativo, un condón, un cacucho, unos centímetros no más. Esta
lejanía es insostenible, inmutable, nunca los años luz han alcanzado a recorrer
esta cercanía de nosotros, este pequeño espacio que dejamos, que no nos
permitimos atravesar, un espacio vacío que quiere decir que en él puede caber
un universo completo sin tener que incomodarse, un universo en el que quepa la
vía láctea, las galaxias, lo conocido y lo desconocido, un universo en el que
dos personas dejen un espacio para que en él se cree un universo y él la piense
a ella y quisiera pensar en no pensar sobre eso, en el que ninguno se dé nada,
en el que estén siempre juntos y juntos sepan que han creado un infinito, una
repetición, un espejo frente a otro espejo. ¿Crear un infinito? El infinito es
algo que no tiene principio ni fin; pero para usted, el infinito se puede crear
hermano ¿no escucha lo que estoy diciendo? Entre ella y yo lo hicimos,
cualquiera puede. No es imposible, lo imposible es la vida y acá estamos, cada
vez más lo imposible se hace posible, solo es cuestión de tiempo, elemental mi
querido Watson dirá el personaje de Arthur Conan Doyle. Solo caminando se va
llegando. Usted y ese uso indiscriminado de los gerundios, sí yo, este sudaca
alzado, venido de menos, levantado, yo no digo: estoy listo para cuando la necesidad llegue, sino estando listo cuando la necesidad llegando,
que mal hablado soy, yo no hablo como hablan la mayoría de ese paisito donde
nací, o bueno no todo el paisito, los lugares que frecuento sobre todo su
capital, yo no hablo como hablan allá, yo no hablo como nadie, por eso al no
encajar para los demás es mejor decir que se está haciendo mal, cuando no
encajas eres una mala influencia, no se meta con ese muchacho de ideas raras le
dijeron a una exnovia en Villavicencio y la influenciable me terminó y me
dolió, porque a pesar que yo en esa época solo conocía el placer por los besos
en la boca y no conocía otro cuerpo desnudo distinto al mío y la relación no
duró mas que algunos fines de semana porque entre semana no nos veíamos porque
no nos dejaban salir, pues a uno siempre le duele que le terminen por cosas tan
insustanciales como los papás. Entonces mi forma de hablar no encaja, no
cuadra, no está definida, eso de pensar que lo imposible ya está aquí, y solo
hay que caminar hacia eso, es algo de marihuano, de chirrete, que incomoda. A
mí no me importa que usted hable feo o bonito ¿por qué a usted sí le importa
como hablo, como pienso yo? A mí me importa es esa mujer que pienso a diario,
con la que no puedo estar, la que es un imposible, una imposibilidad, la que me
esfuerzo por no pensar, por detenerme cuando la veo y no besarla, por la que me
esfuerzo a diario por vernos. Esa imposibilidad a la que le escribo cosas como
esta : « ¿Dedicar una película? Salvo que la producción y el director
mencionen en la película que va dedicada, ‘en homenaje’ a alguien o a algunos,
de resto no. Mmm pero yo quiero dedicarle a usted una película, así como cuando
uno dedica una canción, una película que siempre que vea se acuerde de mi, que
escuche la banda sonora y piense en mi, que vea los actores en otra película y
tenga que recordar la película que yo le dediqué, que la podamos ver juntos y
creamos que somos los protagonistas, que vivamos una escena y hagamos
referencia a ella, que nos encontremos en una situación y nos miremos y
nuestros ojos digan «como en la película»,
dedicarle una película de una hora, máximo dos, una película que se asemeje a
nuestra vida, que sea la película de nuestra vida, que sea nuestra vida que
quisieramos plasmar en una película, hacerla sentir a usted como si estuviera
en una película. ¿y qué película me dedicaría? Por ahora «Bon appétit». ». Ella es quien importa, la imposibilidad que
hace posible mis días. Que yo hable o no, es lo de menos, pero no te dejes influenciar por esto que digo.