El cuento de la película World war Z es el cuento del
cristianismo sin ficciones, sin tramas, sin parábolas, directo, eficaz, con el
mensaje de salvación a toda costa, el fin justifica los medios es la sentencia
de la película (y del cristianismo), la salvación desesperada como sea posible.
La historia es la siguiente: unos humanos se han vuelto zombies (muertos vivientes) y si algún humano llega
a ser mordido por un zombie entonces el humano se vuelve zombie. Más de la
mitad de la población mundial es zombie y la medicina mundial no halla la cura para
siquiera reducir lo voracidad de los zombies, no se sabe nada del por qué o a
causa de qué se han vuelto zombies. Sin embargo, los humanos que quedan no quieren dejarse convertir en zombies y como un apartheid: allá los zombies, acá
los que aun estamos ‘sanos’. Un mesías aparece (Brad Pitt) y da la solución: no
podemos salvar a los zombies, pero podemos camuflarnos para que ellos no nos
conviertan en zombies, es decir, podemos salvar a los pocos que quedemos, el
resto ya están perdidos. Entre balas, suspenso, sustos, surge la solución, los
zombies no atacan a quienes tienen enfermedades mortales, en otras palabras, no
convierten en zombie a quién está en un estado más crítico de salud que ellos.
En general esa es la trama
pero cada quién podrá encontrar los elementos más detallados de la historia del
filme, sin embargo, me resulta tentador observar como está relacionada la
película con el cristianismo – desde su versión más escueta hasta la más compleja
–, Gerry (Brad Pitt) y Jesús (Jesús el de la Biblia) aparecen ya entrado el
mal, se sabe lo básico de ellos, datos relevantes para la misión que ahora
deben emprender; van siempre acompañados pero sólo ellos saben lo que se debe
hacer en los momentos críticos; la soledad en momentos en donde todo se da por
perdido, Jesús se siente solo y lanza la pregunta: Padre ¿por qué me has
abandonado?, Gerry en un momento cree que su familia ha sido abandonada a la
suerte y le pregunta al jefe supremo ¿dónde está mi familia?, a uno de sus
apóstoles le es cortada una oreja y Jesús hace el milagro y se la renueva, a
uno de los acompañantes de Gerry le es mordida una mano por un zombie y para
evitar que se convierta en zombie Gerry se la corta y la salva; Jesús se
sacrifica y así se entrega a las fuerzas de Poncio Pilatos, Gerry se sacrifica
y hace que los zombies lo persigan a él y no a sus acompañantes; para demostrar
sus convicciones firmes Jesús camina sobre el agua, Gerry camina entre los
zombies; una a una las acciones de cada uno se asemejan aunque con una
conclusión diferente y más poderosa la de la película de Gerry que la de la
película de Jesús, en esta última Jesús muere, resucita y se va al cielo, de
cualquier forma partir de este mundo es la solución; Gerry no, Gerry tiene una
más humana pero menos aterradora solución que la muerte o que partir, aunque
casi muere y en eso consistió su sacrificio Gerry se mantiene con vida y
transmite ese mensaje a todos los demás humanos, podemos vivir estando
enfermos, inyectándonos una enfermedad para que « el mal », los
zombies no nos ataquen, fabrica un escudo contra « el mal ». Aunque
el mundo esté destruido, Gerry nos enseña que aun podemos continuar aquí, que
no se trata de poner la otra mejilla sino de llegar a un estado peor que el de
nuestros enemigos para que no nos ataquen, se trata de evitar que el enemigo
ataque y no tener que soportar su ataque. De esta forma, Gerrycristo sigue
vivo, sigue en pie de lucha, no se espera su segunda llegada sino que está aquí
presente y, como Jesucristo, estará presente mientras existan los zombies (« el
mal »).
Aparte de la fe que profesa
el filme, evidentemente cristiano, considero que la pregunta importante del
filme es: ¿alguien verdaderamente puede salvarnos de nosotros mismos? Sea cual
sea la cosmovisión, en momentos de ataques verbales, militares, físicos, opresores,
injustos, terroristas ¿podemos salvarnos de nosotros mismos? Y un poco más allá:
no hay nada más de lo que tengamos la necesidad imperiosa de salvarnos, desde nuestra aparición como raza,
que de nosotros mismos, la invención de poderes divinos hasta los poderes
militares, se han convertido en herramientas con las que pretendemos mantener
al otro en su sitio, es decir, en el lugar donde pueda actuar sin molestarnos, « Dios
es omnipresente y lo ve y lo sabe todo » « No salgas a la calle que
hay zombies » « Estados Unidos te está espiando » « Duérmete!
si no viene el ‘coco’ y te comerá » son esas frases con las que queremos
mantener en cierto estado deseable a quién las dirigimos. Me gustaría ver en un
filme o en una escena cualquiera de la vida cotidiana, alguien que deseara convertirse
en zombie, o que el coco se lo coma, o que sea espiado por Estados Unidos o que
quisiera que Dios lo observara, porque creo que ese tipo de deseos podrían
ayudarnos mucho más, pues haría de este mundo lugares y personas que actuarían
de forma tal, en sus hogares salir a la calle sería un acto común así hubieran
zombies, actuarían de forma correcta los verdaderos creyentes porque Dios está ahí,
etc. Aunque quisiera más que no existieran ese tipo de entelequias y en cambio que
aceptaramos o rechazaramos los deseos del otro, las actuaciones del otro a partir
de nuestra propia razón y no desde nuestra imaginación o peor aun de la
imaginación de los otros, sin mesías, sin Gerry’s, sin dioses, porque quienes deben
aceptar al otro son quienes quieren imponer sus deseos, sus creencias, sus
experiencias, quien no quiere imponer o convencer a nadie de nada no tiene ese
inconveniente, así que quienes pretendan imponer o tratar de convencer al otro
de portarse de tal manera o tal otra son quienes deben aceptar la diferencia,
si quieres ser zombie ve sal a la calle, si no quieres dormir ve y conoces al
coco, etc, etc. No impongas nada y no dejes que te impongan nada es el único
mandamiento que me atrevo a lanzar.
World war Z es una
reproducción del cristianismo mucho más creíble que el mismo cristianismo
milenario, si hubieran contado con Hollywood hace dos mil años, el cuento hubiera
sido más pasable; la salvación de no ser zombie es seguir siendo humano cueste
lo que cueste, ser humano implica seguir teniendo enemigos, en el caso de
Gerry, los zombies, en el caso de Jesús, cualquiera que no piense como tu.
Pero
Gerry al igual que Jesús comete el error que yo no puedo evitar de callar: se
trata del hecho de tener que poner escudos, barreras para no ser atacado, para no ser tentado, pero
en ningún caso se trata de que no hayan ataques o tentaciones, es decir, la
imaginación es tan corta en este sentido mesiánico, que no llega al punto de
encontrar al que ha generado los ataques y las tentaciones y evitar que lo siga
haciendo, en otras palabras, no hay mesías sin enemigos, no hay buenos si no
hay malos, no hay paz si no hay guerra, esa imposición como lógica humana está
errada – considero yo –.