lunes, 22 de julio de 2013

203 años de pueril dependencia.


Con el respeto que siempre me caracteriza cuando opino sobre algún tema que para esa turba con exceso de patriotismo y ceguera que se ha atrevido a decir que “Colombia es el mejor vividero del mundo” no tiene discusión, aprovecho el día de hoy, 20 de julio de 2013, el cumpleaños de la patria, para decir unas cuantas cositas que me tienen en vilo y me han llevado hasta la hoja en blanco a escribir (vomitar) palabras de verdadero patriota.

¿Qué es la independencia? Si buscan en el diccionario de la real academia española encontrarán que Colombia no reúne ninguno de los tres significados. Entonces, ¿qué celebramos cada 20 de julio? Celebramos un acto abyecto de los habitantes placeros y verduleros de la ciudad de Santa Fe, un acto de tirar la piedra y esconder la mano, de cobardía rola, de patria estúpida que los historiadores por no llamar las cosas como son le pusieron la patria boba. La carga histórica de nuestra independencia se reduce a un acto de traición y a la ignorancia de los pobres de la época, que no son tan distintos a la de ahora, de vivir sólo asando y comiendo y no pensar en las generaciones futuras, de pensar como pobre, porque la diferencia entre un pobre y un rico no es la plata sino la forma de pensar, hasta el más rico de Colombia piensa como pobre, aunque en Colombia la diferencia entre pobres y ricos sí es la plata, y hay gente que es tan pobre que lo único que tiene es plata y esa clase de hijueputas son los que nos dominan son los que convencen a los celadores, a las muchachas de servicio, a los lustrabotas, a los camioneros, buseteros, recicladores, estudiantes de que existen enemigos que no nos dejan avanzar, si lo que existe es una mala educación, una mala adecuación, una divergencia entre medios y fines, y los que estudian son los más ignorantes porque son minoría y creen que van a cambiar el rumbo, si en (ese) este país el que estudia no aprende, sin embargo, para ser maleante hay que estudiar.

203 años de mariconadas, de parir haraganes, celebramos hoy, por eso el día está perfecto para tomar águila, porque a Colombia le ocurre lo que le ocurre al bebedor de “El principito” escrito por Saint Exupéry, si no saben que le ocurre al bebedor de ese texto pues léanlo y, a pesar de todo, en Colombia prevalece la cultura de no tragar entero junto con la de comer callao.

203 años de emociones ambiguas me gustaría sentir hoy con una mujer, hacerlo 203 veces para explotar con miles de balas asesinas llamadas espermatozoides en su cuartel vaginal y confirmar la estupidez de nuestra raza colombiana, o como dice Fernando Vallejo: “tenemos en las neuronas la podredumbre de la reproducción” y pedirle a Dios y a la Patria, en su cumpleaños, que mi hijo no salga vagabundo y me lo libren de todo mal y peligro; y dejemos de ignorar que no hay mal que padezca Colombia que no se remonte a la Iglesia o al gobierno. ¡Que viva Colombia!