En este
tremendo boogaloo de la vida con su creciente imparable e inevitable
incertidumbre, no me queda más que seguir siendo creyente, creyente de que el
azar me arrojó aquí y no la voluntad divina, creyente en el diálogo entre todas
las personas, creyente en que nadie tiene la razón y que sólo a través de la
comunicación podemos llegar a una razón que pueda guiarnos, sin dueños, sin
ideas dominantes; soy creyente del cuento de que podemos entendernos, de que
todos podemos habitar cualquier lugar del mundo sin importar nuestro color de
piel, nuestra manera de ver la política, nuestra forma de pensar, nuestros
gustos, nuestra cotidiana manera de actuar; soy creyente en todo lo que cabe en
la palabra democracia, creo en el amor, en el de primera vista, en el eterno,
en el ocasional, creo en que hay que eliminar las fronteras, esas líneas que
sólo separan, creo en los indígenas, en sus tradiciones, en su cosmología, creo
que nos civilizaremos cuando logremos estar en armonía con la naturaleza como
lo hacen ellos, creo en el fin del conflicto armado colombiano por la vía de la
negociación, creo que si le dimos ocho años de oportunidad a la vía armada, hoy
debemos darle, por lo menos, el mismo tiempo a la salida negociada, creo en las
artes, en todas, en las que aun no han considerado como artes y en las que ya
consideraron pero no deberían estar en ese listado, creo en que siempre debemos
exponer nuestras ideas, creo en el Derecho como descriptor a través de
prescripciones de una sociedad, creo en la docencia, en la música popular, en
la autoregulación, creo en mis hermanos, creo en los animales, creo en la
filosofía, en la epistemología, en la fenomenología, creo en la libertad, creo
que la libertad consiste en ni siquiera ser presos de nosotros mismos, creo en
los niños, en sus sueños, en sus sonrisas, en su obligación de vivir, creo en
la determinación de las prostitutas, creo en Gregorio Samsa, creo que los días y los años son la medición
de los proyectos pero no de la vida, la vida no se mide, se vive, creo en la
paz de cada ser humano, en la tranquilidad de cada ser humano, creo en cada ser
humano, creo en toda esa miseria de la humanidad, pues no tengo más remedio. No
tengo a dónde más ir.