martes, 31 de diciembre de 2013

Sigo siendo torpe y creyente.



En este tremendo boogaloo de la vida con su creciente imparable e inevitable incertidumbre, no me queda más que seguir siendo creyente, creyente de que el azar me arrojó aquí y no la voluntad divina, creyente en el diálogo entre todas las personas, creyente en que nadie tiene la razón y que sólo a través de la comunicación podemos llegar a una razón que pueda guiarnos, sin dueños, sin ideas dominantes; soy creyente del cuento de que podemos entendernos, de que todos podemos habitar cualquier lugar del mundo sin importar nuestro color de piel, nuestra manera de ver la política, nuestra forma de pensar, nuestros gustos, nuestra cotidiana manera de actuar; soy creyente en todo lo que cabe en la palabra democracia, creo en el amor, en el de primera vista, en el eterno, en el ocasional, creo en que hay que eliminar las fronteras, esas líneas que sólo separan, creo en los indígenas, en sus tradiciones, en su cosmología, creo que nos civilizaremos cuando logremos estar en armonía con la naturaleza como lo hacen ellos, creo en el fin del conflicto armado colombiano por la vía de la negociación, creo que si le dimos ocho años de oportunidad a la vía armada, hoy debemos darle, por lo menos, el mismo tiempo a la salida negociada, creo en las artes, en todas, en las que aun no han considerado como artes y en las que ya consideraron pero no deberían estar en ese listado, creo en que siempre debemos exponer nuestras ideas, creo en el Derecho como descriptor a través de prescripciones de una sociedad, creo en la docencia, en la música popular, en la autoregulación, creo en mis hermanos, creo en los animales, creo en la filosofía, en la epistemología, en la fenomenología, creo en la libertad, creo que la libertad consiste en ni siquiera ser presos de nosotros mismos, creo en los niños, en sus sueños, en sus sonrisas, en su obligación de vivir, creo en la determinación de las prostitutas, creo en Gregorio Samsa,  creo que los días y los años son la medición de los proyectos pero no de la vida, la vida no se mide, se vive, creo en la paz de cada ser humano, en la tranquilidad de cada ser humano, creo en cada ser humano, creo en toda esa miseria de la humanidad, pues no tengo más remedio. No tengo a dónde más ir.