jueves, 29 de julio de 2010

¿Día normal?

Se puede decir que el día estuvo movido, no tanto porque haya desarrollado muchas actividades sino porque fui espectador de varias que a simple vista pueden tildarse de anómalas, psicodélicas, raras, extrañas, irregulares, desacostumbradas, inusitadas y, extravagantes.

La primera contrariedad tuvo como objeto la portería del conjunto en el que resido, debido a que cuando salía a conseguir algo para preparar desayuno estaba deshabilitada por causa de las señoras de servicios generales, entonces me tocó salir por la portería auxiliar que es la misma portería antigua. A eso de las 14:34 cuando preparaba un café sentí el sismo de 5.4 grados en la escala de Richter cuyo epicentro fue en el Tolima pero que estremeció gran parte del territorio nacional. Y a las 16:38 me asomé a la ventana alertado y sobresaltado por los gritos de una mujer y observé cómo le hurtaban su bolso. El delincuente, criminal, actor de la conducta detestable del hurto, salió corriendo demostrando su cobardía mientras otros dos hombres, que presenciaron la escena del crimen, lo perseguían y se perdían de mi vista doblando la esquina, pero la historia sigue cuando suena un disparo y los dos hombres que perseguían al animal urbano producto de la ocasión, porque la ocasión hace al ladrón, se devuelven y ya había más espectadores observando cómo terminaba de concretarse el latrocinio, mientras el execrable sujeto huía revólver en mano y bolso ajeno dejando el sabor de la impotencia en los que lo quisieron detener y en la mujer víctima del sistema, del sistema del hurto violento.

Es notable que se pueda concluir que el día estuvo movido para mí, porque las señoras de servicios generales todos los días limpian y para ellas es normal el bloqueo de la portería principal. La tierra vive moviendo sus placas tectónicas de forma abrupta y es normal que su inestabilidad geológica demuestre lo temblorosa que puede ser sin importar si hace frío o calor. El ladrón está acostumbrado a delinquir pegándose de lo que se le atraviese, el ladrón todos los días demuestra su bajeza y confirma su decadente oficio, pero gracias a ellos debemos elegir al que nos da seguridad y no al que educa, así que gracias a todos los ladrones por existir. A las señoras de servicios generales por limpiar y a la tierra por su incesante trabajo de construir continentes.