viernes, 1 de octubre de 2010

Apología de la cerveza.

Cerveza es un nombre femenino, debido a ello se le antepone los artículos la, las, una o unas, cuando se hace alguna referencia a esta bebida que en tilinguistinguis le llamo la cebada alcoholizada. La cerveza es el olor, ese olor que se pega a las horas, tres de la tarde, cuatro de la tarde, cinco de la tarde, tarde, mierda se me hizo tarde, el olor de la tarde, vamos o no vamos, qué cosa tan seria. – Diría Pink Tomate –. La cerveza es una bebida para cualquier clase de emoción, estoy feliz una cerveza, estoy triste una cerveza, un partido muchas cervezas, tengo sed una cerveza, tengo ganas de tomar algo una cerveza, no tengo ganas de nada una cerveza, son las diez de la mañana una cerveza, que guayabo una cerveza, un asado que no falte la cerveza, mientras comienza la rumba unas cervezas, vamos a hablar un rato unas cervezas. La cerveza es la bebida socialista por excelencia.

Usted puede decir: bier (alemán), beer (inglés), birra (italiano), bière (francés), pero si a usted no le importan las lenguas extranjeras y solo quiere llegar a determinar el sabor de la lengua de la mujer que tiene en frente, a través del conocimiento empírico, dígale al mesero que le traiga dos cervezas, dos pocholas, dos polas, dos frías dirán los que en frente tienen a una burra, o por el nombre de la cerveza (por ejemplo: dos club Colombia, dos Fifth Sense, sí usted está con una burra pida dos águilas y no se las de con el Old parr que eso a usted le chilla, dos Limburgs Land y de ahí para abajo lo que su amplio conocimiento de cervezas le diga).

La cerveza es una bebida histórica porque siempre las remembranzas con nuestros amigos son del siguiente talante: se acuerda del día que nos tomamos unas cervezas y usted conoció a…o usted se encontró con...Siempre hay una referencia a esta bebida.

Las canciones no se salvan de la cebada alcoholizada con aroma a lúpulo, por ejemplo la prosa de Calle 13: aprendí a tragarme la depresión con cerveza, o te voy a sacar el aire de la cabeza dándole un masaje a tu cerebro con cerveza y Rubén Blades en su reciente producción musical cantares del subdesarrollo no se salva en su canción las calles: la vida y la muerte bailan con la cerveza en la mano.

Qué sería de Homero Simpson sin la cerveza Duff, pero más preocupante, de las Universidades sin tomaderos de cerveza, podría sobrevivir sin cafetería pero sin su bar cerca, difícil. La cerveza está incrustada en nuestro ordenamiento social, es un canal de comunicación, un puente para atravesar la timidez y romper paradigmas, la cerveza ayuda más a crear tejido social que RCN o Caracol, la cerveza sirve de lección histórica para todos porque un día cuando quiera saber cómo se conocieron sus padres, no vaya y sea que su padre le responda: la primera vez que salimos invité a su mamá a unas cervezas y ahí comenzó todo. Qué sería de las feas y de los feos sin la cerveza.

La cerveza combate la sed sólo con tomarse una, de ahí que siempre se diga: una pa´ la sed, aunque siempre resulte una mentira. La cerveza es una mujer buena, una mujer para el clima caluroso y para el clima frío, una mujer para llevar en la mano, pero no es una mujer para sacar a vivir, es una mujer para disfrutar y para sentirse vivo pero no para tener hijos, no tanto porque cualquiera pueda acceder a ella sino más bien por la sensación de dominación que produce su dependencia – dominación y dependencia en este caso, como en muchos, son sinónimos –. Aunque los críticos dirán con mucha justificación que no toman cerveza por varias razones, no podrán decir nada acerca de la cita de un anónimo: la realidad se ve diferente con una cerveza en la mano.