martes, 15 de junio de 2010

Comentario sobre la isla siniestra de Martin Scorsese.


La isla siniestra es un juego en el que el director muestra su madurez constante y creciente que puede observarse en sus films Taxi driver (1977) protagonizada por Robert De Niro, Infiltrados (2006) con Leonardo Dicaprio y La isla siniestra (2010) también con Dicaprio cuya actuación logra que el público caiga en el juego.

Es un juego con la razón porque las dos historias que se cuentan en el film resultan adecuadas y concordantes con la razón.

Es un juego con los recuerdos porque son estos los que atormentan al protagonista y en ambas historias son relevantes.

Es un juego con los sueños porque son los que indican que algo pasa en la realidad.

Es un juego con la mente porque en ella se tejen las justificaciones para actuar.

Es un juego con el cine y sus técnicas, música, cámaras, guion, actores que confluyen como coartada para sembrar en el público la sensación de ambigüedad.

Este juego denominado la isla siniestra es el siniestro juego de Dios a través de la violencia que continúa la obra trágica de Bergman con el estilo único de Scorsese y sus laberintos kafkianos, en donde se nota un desprecio por los círculos viciosos, una preferencia al caos, una ausencia de Dios lograda por la presencia del gobierno y los médicos, una violencia disfrazada en tratamientos médicos, en fin, una violencia divina demasiado humana.