viernes, 20 de abril de 2012

Observaciones reflexivas de un veintiochudo


No puede haber combate sin sufrimiento, lo que indica que todo lo que implique combatir significa tener que sufrir, ¿vivir es combatir?, vivir es sufrir, ¿amar es combatir? Amar es sufrir; vivir y amar, ¿acaso como seres humanos hacemos algo distinto, alguna otra acción, algún otro verbo? Son dos imposiciones, ninguna se elige, esos son los únicos verbos rectores que guían el actuar de todo ser humano en el Universo, por eso es el azar lo único determinado, porque nunca se ama con la convicción de que es el único amor y nunca se vive con plena satisfacción de la vida. Siempre se ama y siempre se vive en referencia a una comparación, ¿por qué esta vida y no otra? ¿Por qué te amo a ti y no a otra persona? Es mi opinión y la llevaré hasta la muerte: no existe libre albedrío ni determinismo, las dos corrientes que surgen de creencias religiosas con bases filosóficas débiles, son intentos por tratar de encausar, encaminar a los seres humanos, la primera hacia lo que él mismo escoja y la segunda hacia un plan que algún ser divino tiene; para mi son inventos como el del papá y la mamá, como el ratón Pérez y el niño Dios, un invento como yo, que inventé mi propia forma de pensar pero de la cual no quiero convencer a nadie; no es mi ateísmo flácido el que hace que escriba esto, es mi ateísmo fuerte y único sin ningún Dios, ni siquiera yo mismo, el que hace que plasme en esta hoja estas observaciones. Tratar de poner en órbita, en una única órbita a los seres humanos, es como tratar de calmar a una madre en pleno parto, tratar de encontrar la causa, para controlar el efecto no es verdaderamente lo que ha importado en toda la filosofía y tampoco en toda la ciencia y en toda la religión, si fuera lo importante tendrían éxito, pues todas han dado su respuesta, su causa y su argumentación acerca de lo que han querido, acerca de todo, pero día tras día, se enredan, maquillan, inventan y tratan de – como una receta de cocina – obtener un resultado haciendo que el ser humano se comporte o siga algún ideal. La decadencia[1] que siempre ha florecido en Occidente – sin decir que Oriente sea la salvación – con algunos matices en Medio Oriente (tres planetas distintos y un solo ser humano acostumbrándose) se padece desde el momento en que se empezaron a defender causas y con ellas ideologías, tomar partido no era lo que debía hacer el ser humano en ese momento histórico, ponerse de acuerdo en que se está en desacuerdo tampoco, ¿ser objetivos? Menos, la objetividad la tienen las leyes de la naturaleza, no las leyes positivas; pregonar como los periodistas o reporteros que existe en su oficio una imparcialidad, solo lo pueden hacer quienes hayan vivido todas las historias posibles y eso ni Matusalén; satisfacer nuestros intereses con el menoscabo de los otros es la ideología que ha triunfado, aunque sé que no tomar partido es imposible, observo que es posible tomar partido de otra ideología menos dañina, menos perniciosa, optar por el camino que genere menos perjuicio al otro puede ser el apogeo de una nueva generación, la generación de los 45, que consiste en exterminar a todos los mayores de 45 años que existan en el planeta de una forma voluntaria, que ellos mismos sepan que después de los 45 años en este mundo como está ya no pueden hacer nada, ¿exterminar de forma voluntaria? Si, convencerlo de que su muerte es necesaria para que el mundo (la gente que habita el planeta) pueda seguir viviendo como es pero sin tercos, sin mentes contaminadas, convencerlos de viajar a un gran horno crematorio y despedirlo sin lágrimas, sin lloriqueos, sino como algo natural, así se comenzaría una nueva etapa a nivel mundial, con un desapego a cualquier ideología, con más tranquilidad, con mucho sosiego, su muerte será por amor al mundo y ese sufrimiento causado por ese amor, permitirá a los menores vivir con nuevos esquemas, sin fronteras, más espacio, que al final del día es lo que hace que la muerte sea una solución, matar a los mayores de 45 años, no sería un ideal sino un reclamo a nuestro espacio vital, que ellos ya disfrutaron, morir antes de los 45 años sí sería un acto repugnante, pero vivir más le da la calidad de inmigrante en cualquier lugar del mundo, lo convierte en un enemigo de la especie, solo así, con un verdadero ideal biológico: la edad para morir puede existir un encausamiento, un manejo a los hilos de la vida, una reducción total al libre albedrío, existiría un verdadero sentido espacio temporal de la vida, una reducción a las creencias que matan, pues todo dios con su cuento de vida eterna no sobreviviría un día en un mundo tan feliz, lo que demuestra que los dioses se alimentan de la infelicidad, por eso se acuerdan de ellos solo en esos momentos nefastos y ellos solo buscan corazones infelices. ¿Matar a todos los mayores de 45 años? No, mayores no, los que tengan 45 años, recién cumplidos, los que estén por cumplirlos y los que hayan pasado por ahí hace rato, y no es matar, es un sacrificio voluntario, una necesidad, su muerte es la mejor manera para reducir los inconvenientes del mundo y del planeta, ¿qué hacer con sus cuerpos? Convertirlos en cenizas, eso no es una preocupación, luego de haber salido de los 45 años, hay que detener todo nacimiento, así que todos los embarazos deberán ser interrumpidos, los que no se puedan interrumpir, hay que dejarlos que nazcan pero inmediatamente sacrificarlos como ganado, ¿qué hacer con sus cuerpos? Qué preocupaciones las suyas, pues, convertirlos en cenizas, y reactivar la reproducción tres años después de este gran suceso, el verdadero antes y después de la humanidad, “la generación de los 45” nunca será olvidada, será recordada con gloria, con valentía, con mucha grandeza. Pero usted sabe que eso es una locura, pfff, locura seguir así, eso que usted piensa es una maldad, pfff, maldad el acto de seguir viviendo, el acto de tener hijos, maldad no es nada, la maldad se la inventaron también, la maldad igual que todos los actos son simplemente palabras y la palabra el ser humano solo la usa para mentir, engañar, embaucar, enredar, engatusar, la palabra fue una necesidad no necesaria, es lo que hace que el ser humano, argumente sin tener con qué argumentar, pueda decir sin pensar, la palabra debería ser un privilegio solo para algunos, también propondría que se cortaran las lenguas de todos los que opinen de algo que no saben, se cortaran las manos de los que escriban sin transmitir nada, ¿qué hacer con tantas manos y tantas lenguas? Usted si se preocupa por bobadas, ya sabe, convertirlos en cenizas. Este mundo lleno de cobardes no es capaz de llevar a cabo ese proyecto suyo, aunque es interesante, y sería bueno hacer el ejercicio, persuadirlos de su muerte obligándolos a ingerir alimentos envenenados, eso es un acto de voluntad, porque la voluntad por más que usted quiera, no se doblega ante nada, así que el que los ingiera es porque quiso, así tenga un revolver en la cabeza o su cabeza como un revolver, su voluntad es la que determina su muerte y no la amenaza, la amenaza es algo secundario, la voluntad es lo primordial, si no quiere comer esos alimentos, pues se gana un pepazo, un balazo en la mitad de los sesos y eso también es un acto de voluntad, pues la persona misma lo eligió, fue fruto de su libre albedrío, pero eso no es elegir, cómo que no, entonces ¿qué es elegir? No sé, yo si sé, elegir es tomar una opción de muchas dadas, dos o más, una no, porque eso no es elegir, eso es aceptar o resignarse o adecuarse o adaptarse, elegir no es inventar las opciones, es escoger entre dos, y no contrarias, la elección no depende de la contradicción entre las opciones sino de escoger entre la más beneficiosa y, ¿qué más beneficioso que la muerte? ¿Qué mejor opción para alguien frustrado ya envejecido de 45 años? Si la muerte es una mejor opción para el que acaba de nacer ¿cómo lo será para el que ha vivido? Pero ¿qué es vivir? A la muerte no le interesa si uno ha vivido o no, a mi tampoco me interesa qué es vivir, sea lo que sea eso, siempre será mucho mejor morir que vivir, ese proyecto suyo no tiene acogida, puede que él proyecto como tal no, pero la mente humana, la que prevalece hoy sí lo contempla en otras palabras, vea por donde quiera ver y sólo hallará exterminación y muerte, mi proyecto es innecesario, tiene razón, sin embargo, es mejor el plan que ha elaborado la humanidad misma, que ha logrado que la naturaleza se lleve de vez en cuando con tsunamis, con  terremotos, con volcanes, con inundaciones, con huracanes a miles y miles, sin importar si son mayores de 45 años, o mujeres en embarazo, o menores de edad, recién nacidos, negros, judíos, kurdos, ojirasgados, no, eso no le importa, qué objetiva es la naturaleza, que donde hay una ciudad ella no copia de nada y se la va llevando, la naturaleza es así, y yo solo sigo su ejemplo, sé que ya me llamaran Hitleriano, o seguidor de Herodes, yo solo soy un hijo de la naturaleza y de la peor de las naturalezas, la naturaleza humana.



[1] Llamo decadencia no solo al menoscabo de la vida  porque un mundo en decadencia es el apogeo de la muerte, la cual sería la solución: muerte a todas las causas e ideologías; sino al arte de razonar sin razón, creer sin fe y tener fe sin razón.