Calle
19 que estás en el centro, siempre activa tanto en el día como en la noche,
benditas tus tiendas, benditos tus bares, tus edificios y tus puteaderos. Calle
19 no desampares a los callejeros, a tus habitantes (ciudadanos de la 19), a
tus putas, a tus travestis a tus conductores a tus estudiantes, a tus ejecutivos, a tus trabajadores independientes. Calle 19 ilumínanos
en las horas pico, no nos dejes caer en el estrés de tus trancones, en los
hurtos de los necesitados, libéranos de la hipocresía de los que te ven con desdén, extiende tus
alas por tus pobladores, desde el parque de los hippies con su libre mercado de
alucinógenos hasta la carrera treinta, pasando por la séptima, la décima, la
caracas, terminando en la plaza de paloquemao
y el complejo judicial, en donde te confundes entre litigantes y trabajadores
de la plaza. Calle 19, callecita 19, hermosa 19, calle que consumes, no nos
dejes caer en la tentación, santifícanos con la lluvia que te adorna en esos
días en que vamos de afán y tus buses van llenos, tus taxis no quieren prestar
el servicio y, tú, sólo nos das lluvia y más lluvia, santifícanos con tu bondad,
porque tú siempre estás ahí, con un bar disponible, con unas piernas
dispuestas, con un cuerpo para calentarse, con un vendedor ambulante ocupando
tu espacio para ofrecernos los mejores productos, para alegrarnos el rato. Calle
19 que estás en el centro, santificada seas, que siempre se haga tu voluntad
con sustancias que nos da la tierra pero nos llevan al cielo, déjanos ofender a
los del norte como a los del sur y a todo el que nos ofenda, danos hoy siempre
la excusa perfecta para quedarnos en ti, en tu caos, en tus enseñanzas, en tus
cuerpos solidarios, tanto en el día como en la noche, para que se amen. No
amén.