miércoles, 18 de julio de 2012

Extractos de “diario inédito (Tagebucher)” de José María Vargas Vila.


Una certidumbre, una sola, y mi vida tendría objeto.

Dios es el rostro de nuestra Ignorancia.

Hay imbecilidades que superan a todo pesimismo.

Es el Dolor el que nos hace interesarnos como se llama aquél que nos tortura, y qué objeto tiene en torturarnos.

Mi Vida ha sido tan fatalmente dolorosa y triste, que amarla sería una bajeza imperdonable.

Triste oveja castigada por los rigores de la Vida, es el hombre.

El gesto de una larva en el vacío: eso es la Vida.

Solo y vencido, no aspiro sino a dormir el único sueño que no se desvanece: el de la muerte.

La adoración del Silencio, que es ya la pasión de mi Vida, cae sobre los hombres y las cosas como un sudario, y me envuelve también a mí… ¿No soy un muerto, que hace el gesto absurdo de vivir? Una vida entre escombros y entre muertos, en esa soledad absoluta en que, según el verso de Goethe, no tenemos sino las estrellas encima de nosotros y las tumbas debajo de nuestros pies.

Nada hay más triste que hallarse frente al espectro de sí mismo.

Solo el ruido de mi pluma llena mi Soledad…del alba a la noche, ella interrumpe mi Silencio, esperando la hora definitiva en que ese Silencio se haga eterno.

Olvidar que somos hombres, criaturas de tierra y podredumbre.

De todos los amores, hay uno que sobrevive en mí, con una fuerza panteísta; el Amor de la Naturaleza…me conservo hombre de selva, tengo la visión de la selva, oigo la música de la selva, me llama el grito de la selva…la Selva va detrás de mí, se mueve y anda como en los tiempos de Shakespeare.

Un sueño inconcluso: eso es la Vida.

(Los libros) los nuevos, como los viejos me dejan insensible…

La yema nubescente del cristianismo, está en Platón…tal vez, Platón fue el Padre de la Moral; he ahí por donde resulta un sofista…porque de todos los sofismas, el peor ha sido éste de la Moral.

No debe creerse ciegamente en nada; ni en Dios, ni en los hombres, ni en las ideas; toda tiranía, deforma el espíritu, como toda Fe es el primer eslabón de esa cadena de esclavitud, de la cual el último es la Fe en el hombre…toda alma de creyente, es un alma de esclavo.