lunes, 7 de mayo de 2012

Estrellas de La Tierra en el cielo. (Comentario sobre la película “Estrellas del cielo en La Tierra”).

Dentro de las competencias comunicativas tenemos las de escribir, escuchar, hablar y leer, ordenadas alfabéticamente, pero no suceden así en el espacio temporal de la vida, alguien normal escucha primero, habla después, escribe y por último lee; ese es el orden impuesto, ese es el orden de las cosas, todo tiene un orden para los normales: se nace, se crece, se reproduce y se muere, en el río de la vida que tiene el mismo cauce para todos pero no la misma agua. ¿Qué hacer en un mundo que esta hecho para personas normales, cuando ese orden no cuadra, no encaja, no por rebeldía sino porque se tiene esa presión de que hay que ser normal? Es la pregunta que resuelve de forma categórica toda la película llamada Taare zameen par, o Every child is special, o Estrellas del cielo en La Tierra, ¿cuál de los idiomas y nombres es el correcto? Todos, ¿no ve que es una traducción hecha por alguien que sabe? Yo no creo, igual el idioma es así, caprichoso, como un niño, como un niño al que se le quiere ordenar enseñándole a leer y escribir, con métodos iguales para todos, igualándolos por el método y no por cada una de sus capacidades, igualándolos con resultados y no con la construcción de sus respuestas, así no es, la respuesta es otra, es tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales, a lo especial se le trata especial y a lo igual, igual. ¿Cómo así? No le entiendo. Vea, cada persona trae dentro de sí su manual de instrucciones, unos coinciden, otros no, algunos porque son superiores en algunas competencias y a otros porque son superiores en otras, nadie es inferior, cada uno trae su especialidad.
El filme responde a lo subnormal de lo normal, a lo paradójico de las personas que manejan un aparato ideológico de Estado como lo es la educación, por eso los Colegios tienen esas insignias como: Unidad, Fe y Orden; Disciplina y Pulcritud, incluso las Universidades, como esta que tiene en su bandera: “Scientia Fons Libertatis” y ni hace ciencia ni es libre, porque son reproductores de doctrinas estatales, pero no por verdaderamente educar, no les diré qué es educar, pero con plena seguridad sí diré qué no es educar, educar no es adiestrar, no es responder 25 preguntas de 25 posibles y por eso ganar becas, el que o la que lo hace, bien, pero podrá decir que es un soldado, más no una persona con buena educación, la educación es otro cuento, ya lo decía Platón en su República: debe existir educación en todos los artes. No porque Ishan Awhasti, el personaje principal del filme, niño perteneciente a una familia acomodada de La India, al que le gusta pintar, sino porque las artes o los artes – las dos formas están bien dichas y escritas, porque “arte” es una palabra ambigua y ambigua significa que puede usarse como masculino o como femenino – exploran al ser humano de forma integral, pues vean, más allá de que el Cine sea un arte menor  para mí, este  logra ocupar nuestra atención en una mañana de sábado, mucho más que escuchar al profesor; el que no lo quiera ver, que no lo vea, pero tampoco que vaya a decir que es mejor escuchar al profesor a ver una película, ¡eso no!, además, supe viendo la película qué es la dislexia, mucho mejor que leyendo teorías vetustas o leyendo Wikipedia o leyendo una diapositiva suspendida en la eternidad mientras el profesor repite con otras palabras lo mismo que dice la diapositiva o escuchando a mis compañeros repetir lo que dicen las lecturas que yo leí, por lo menos que repitan las que no leí.
Así, la transmisión de sensaciones y emociones son asuntos del arte, transmitirlas en medio de un proceso de aprendizaje es una arte mayor, creo que la educación es un arte y así es como debe funcionar este negocio, pero pesa que solo las personas especiales (disléxicas, etc.) sean capaces de identificarlo, lo cual me hace sospechar de todo aquel que no tenga dislexia.