Solo una cosa acusa la
declinación del Genio; es la pérdida de la admiración a los grandes genios.
La soledad sin Dios… he ahí la Soledad Absoluta ; mi Soledad…
¿Qué me importa a mí el
Veredicto de los hombres?
Y como todos los grandes
dolorosos de la vida, reía por no llorar.
Ningún nexo religioso ata mi
Alma a aquella Ciudad, sede de una Religión en la cual nací, y de la cual me
aparté apenas abrí los ojos a la luz de la razón.
¿Tendré émulos? Que se
muestren ¿sucesores? El tiempo lo dirá.
No hubo una infancia más
religiosa que la mía…Infancia pletórica de visiones, de anunciaciones, de
iluminaciones inesperadas.
Llorar sobre la muerte de mi
fe, me parecía tan ridículo, como llorar sobre la muerte de mi Virginidad.
Yo no salgo nunca de mi
Soledad; la llevo conmigo, y nunca estoy más solitario que en medio del
tumulto; la Sociedad
que me rodea, es agradable, pero, yo detesto toda forma de Sociedad.