sábado, 12 de marzo de 2011

Estoy lleno de la ausencia de Dios.

Un Dios que cuenta los minutos y el céntimo, un Dios desesperado, sensual y gruñón como un puerco. Un puerco con alas de oro que cae en todas partes, panza arriba, deseoso de caricias. Es él, nuestro dueño. ¡Besémonos!

Louis Ferdinand Céline - Viaje al fin de la noche.