El Congreso de la República parece ser la piedra en el zapato del Gobierno de Santos, pues a la fecha no se han aprobado los proyectos de ley presentados por el ejecutivo y la agenda aun no parece avanzar en el legislativo. Sin embargo, no es el Congreso sino algunos de los congresistas los que hacen que la aprobación de las leyes, que interesan al Gobierno, sea una tarea dispendiosa y digna de denominar Odisea. Esto ocurre debido a que el protagonismo de los partidos políticos también está en juego y más cuando el primer mandato de un Presidente, a partir del 2006, es una campaña para lo cual es necesario tener a todos contentos. Una ligera radiografía a los partidos con mayor caudal electoral muestra el panorama: Cambio Radical tiene todas las de ganar con el hombre del momento Germán Vargas Lleras. El Partido Liberal tiene al mismo Presidente y al Ministro de defensa Rodrigo Rivera y además los congresistas como Guillermo Rivera, Simón Gaviria, Hugo Velásquez Jaramillo como protagonistas de la presente legislatura; el Partido Conservador que recuperó sus fuerzas tiene al portentoso Ministro Juan Carlos Echeverry y una que otra embajada, el Partido de la U es solo sombra, es el recuerdo de un Gobierno que ya pasó, el Partido de la U hoy sólo es historia, no tiene ningún Ministerio, el partido de la U no sabe ni la U, ni con Juan Lozano ni con Benedetti. El Partido Verde perdido de la realidad y el Polo Democrático en su oposición interna y externa.
Con este panorama parece que la oposición no recae solo en Polo Democrático sino en el partido más damnificado desde el 7 de agosto hasta la fecha: La U. El Gobierno ha acogido el nombre de la Unidad Nacional pero no los hombres de la Unidad Nacional y es justificable que la U traspase sus comportamientos distritales a nivel Nacional, o sea que no es extraño que el Polo democrático y la U tengan como mínimo común denominador la oposición al Gobierno actual, El Polo por sus ideales y la U como consecuencia de su mismo desprecio a la Unidad.
Por último, las leyes que son las que están en juego en esta batalla de partidos, Congreso, Gobierno, pueden ser aprobadas pero para evitar que la U siga perdiendo su rumbo, deberá el Gobierno adquirir compromisos y en su mandato de ocho años realizar un mini Frente Nacional que por lo menos reduzca el protagonismo de los partidos políticos a sus justas proporciones.