lunes, 14 de febrero de 2011

Tus tiempos.

No es inusitado que el tiempo caprichoso dé el máximo trote de su marcha cuando uno la está pasando bien, cuando uno sin darse cuenta es feliz y cuando uno quisiera que su paso fuera lento e imperceptible porque le parece que la está pasando como bonito. Lo inusual es que el tiempo – cómplice de la muerte – haya ejecutado esa tonada cuando estaba contigo.

No es extraño que resultes hermosa para mis ojos saltones, ni que quisiera tener y poseer momentos comunes contigo. Me refiero a besarte, tocarte, dormirte, ducharte…salir, entrar, trasnocharte. Pero jamás hubiera querido – ni quiero – que el carrete del tiempo soltara hilo, hilo, hilo y más hilo de forma desesperada y azarosa cuando estaba junto a ti.

El tiempo es otra de las muchas cosas que el ser humano no entiende pero utiliza. Einstein advirtió que era relativo, pero yo creo que a Einstein es difícil tomarlo en serio por sus inconsecuencias, por tener que haber utilizado a Dios en su teoría. Te escribo de forma categórica Albert Einstein, ni tú mismo entiendes qué significa que el tiempo sea relativo, tal vez te diste cuenta de lo caprichoso del tiempo mientras tenías sexo con tu prima Elsa Loewenthal, que realmente se llamaba Elsa Einstein, y eyaculaste muy rápido. ¿Por qué no se te ocurrió decir que el semen también es relativo ya que a veces salen más centímetros cúbicos y a veces menos? Tu máximo aporte fue E=MC2 y ya sé lo que quisiste decir: Eyacular es Meterlo por el Culo, preferiblemente un culo elevado al cuadrado. La relatividad no es más que la observación de un objeto desde distintos puntos de vista, de ahí que se pueda decir que todo es relativo, lo que a su vez quiere decir que Einstein sobra. Tal vez eso era lo que querías decir viejo Einstein. De pronto te diste cuenta que el amor también es relativo, que los besos son relativos y que tu mundo y el mío son relativos. Einstein tengas tú la razón o la tenga yo, de todas formas es muy difícil querer teorizar y entender el tiempo en unas cuantas paginitas, tú solo diste un pequeño y minúsculo paso, es como pensar que por el sólo hecho de que alguien me gusta y me corresponde ya conozco el amor, el amor es otra cosa que no se puede teorizar, el amor y el tiempo son traicioneros, son mascotas infieles, ¿no ves que cuando estás amando el tiempo marca su máxima velocidad? ¿cuánto? Mucho, rápido, rápido, rápido, mucho. Y cuando quieres olvidar ese amor, el tiempo disminuye su marcha, pasa lento, despacio, suave, sereno, tranquilo, silencioso y malparido. Y será tan pésimo parido el tiempo, que aumentó su marcha en un simple encuentro entre dos personas que no alcanzan ni siquiera a ser amigos; eso fue lo que me sorprendió, no tu belleza ni que me gustes y quiera respirar el aire que emite tu cabello negro, eso no, me sorprendió que el tiempo hiciera eso cuando estaba contigo. Créeme que cuando quedé sólo, luego de que tomaste el autobús, las cosas transcurrieron con normalidad. Créeme que no pensé en ti, pero indudablemente ahora sí estoy pensándote y para vengarme del tiempo, en unos segundos pienso en pasar toda una vida junto a ti o recreo, en mi imaginación, un día con su noche a tu lado durante varias horas.

Y sigo pensando y pasando pensamientos de forma vertiginosa en el lodazal de mi mente, pensándote, pasándote frente a mí, desnudándote buscando en algún lugar de tu cuerpo el botón que dé la orden a mi tiempo de estabilizarse con el tuyo, de avanzar contigo o junto a ti tener el placer de detenerse.